Antecedentes

La vivienda se encuentra prácticamente a los pies del Parque Natural de Sierra Mágina, en una calle de marcada pendiente en la parte alta del pueblo de Bedmar, compuesto en su mayor parte por viviendas unifamiliares, y en un enclave privilegiado con vistas a la montaña y al Castillo Nuevo.

La vivienda en cuestión es un cúmulo de edificaciones de principios del s. XX, la cual ha ido sufriendo modificaciones, ampliaciones, agregaciones y segregaciones. Nos encontramos ante una parcela estrecha y muy profunda, con una edificación principal con acceso desde la calle, un patio trasero y varios cobertizos.

Por otro lado gran parte de las cubiertas, formadas por rollizos y entramado de madera, se encontraban en estado deteriorado y se decidió cambiarlas.

Propuesta

Una casa tiene que reflejar el carácter de quien la habita y transmitir la forma de ser de la persona a la que pertenece.

La arquitectura no es muda.

En un primer momento se proponía redistribuir los espacios de la vivienda, eliminando tabiques y forjados de la segunda crujía para crear, junto a la escalera, un espacio de techos altos que sirviera de zona estancial y distribuidora de toda la vivienda. Sin embargo, durante la obra se dio un caso muy curioso, a la par que interesante. El proyecto se fue modificando, abriendo huecos que llevaban muchos años cegados y demoliendo tramos de forjado en mal estado.

De esta forma, la casa se encontró cada vez más abierta, con sus espacios más unidos hasta llegar a un punto en el que, dentro del cúmulo de cuerpos edificados de forma independiente a lo largo de los años, todo el espacio interior es uno.

La zona trasera que antes ocupaban los dos cobertizos, independiente del resto de la vivienda, se transforma en el «refugio». Un salón-cocina con chimenea, abierto al patio, en la que organizar fiestas, comidas y reunir a los amigos y familiares.

La planta superior se reserva para la zona más privada de la vivienda: un amplio apartamento-estudio para el cliente, junto a un baño privado y una pequeña terraza.

La escalera, previamente encerrada entre paredes y con una altura insuficiente, se libera, se desplaza y se vuelca hacia el espacio inferior, conectando ambas plantas por medio de un espacio amplio y luminoso.

Con todos los movimientos efectuados, se consigue que los espacios interiores reciban luz cenital, por medio de los huecos que antes pertenecían a la planta superior y un ventanal integrado en la volumetría quebrada de la cubierta.

Galería

Datos

Equipo: José Miguel Sánchez e Iván Samaniego.
Cliente: Privado.
Estado: Construido.
Superficie: 160 m2.
Enero 2019.

Publicado por:José Miguel Sánchez Moreno

Arquitecto en Albacete. Intenso Albacete.

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